La información en este artículo está basada en el conocimiento y experiencia del Dr. Freedy Pagnussat, un reconocido psiquiatra. Descubre qué son los psicofármacos más comunes, cómo funcionan y cómo pueden mejorar la calidad de vida de las personas que los necesitan. Pero antes de sumergirnos en este apasionante tema, ¿sabías que hay un medicamento que puede parecer inofensivo pero tiene efectos adversos muy peligrosos?

Benzodiazepinas: dependencia y habituación y cómo evitarla

Las benzodiacepinas más conocidas, como el alprazolam, el diazepam o el clonazepam, alivian la ansiedad o la angustia.

«La persona tiene que tener presente que, si toma benzodiacepinas hace un par de meses, debe consultar con un especialista que le ayude a retirarlas en la medida de lo posible o sustituirla por otro fármaco sin efectos nocivos», dijo el psiquiatra Freedy Pagnussat en la última entrega de Calidad de Vida en El País.

Su recomendación apunta a evitar la dependencia a las benzodiacepinas –más conocidas como ansiolíticos–, lo que constituye actualmente un problema de salud pública.

Guía sobre los psicofármacos más comunes

Las benzodiacepinas, como el alprazolamdiazepam o el clonazepam, entre las más conocidas, son indicadas para calmar la ansiedad o la angustia devenida de alguna situación, ya sea de una enfermedad de fondo o de un hecho puntual.

En este sentido, Freedy Pagnussat, ex jefe de Salud Mental de la Asociación Española, indicó que son la primera alternativa y la más efectiva ante esos cuadros, dado que le otorgan al paciente un rápido alivio de sus síntomas.

Y este beneficio es, al mismo tiempo, una desventaja: “Una sustancia es adictiva en cuanto más rápido es su efecto”.

Al contrario de un antidepresivo, que puede tardar entre 20 y 40 días en provocar un efecto en el paciente, las benzodiacepinas son de acción rápida. “Debemos advertirle que, si bien vamos a usar ese fármaco al inicio del tratamiento, vamos a intentar retirarlo lo más temprano que podamos porque el uso prolongado lleva de manera casi ineludible a un acostumbramiento”.

El acostumbramiento traerá mayor tolerancia; una mayor tolerancia traerá mayores dosis, lo cual estimulará más la dependencia.

Abstinencia

La dependencia a una benzodiacepina genera abstinencia igual que cualquier otra adición. Así aparecerán “síntomas vinculados con la persistencia de la ansiedad de fondo”. La persona puede experimentar excitación, dolores musculares y óseos, problemas para dormir, escalofríos, entre otros. “Son síntomas graves”, afirmó Pagnussat.

En el caso de hombres jóvenes, el uso prolongado de benzodiacepinas puede provocar disminución de la potencia sexual. En el caso de adultos mayores, multiplica el número de caídas y con ellas la consecuente probabilidad de fracturas e internaciones y complicaciones. Por otra parte, usadas a muy largo plazo, las benzodiacepinas terminan “destruyendo la memoria”.

El médico completó: “Hay que internalizar que, si bien es un fármaco muy beneficioso, es mejor no tomarlo permanentemente ni por mucho tiempo. Si se toma esporádicamente o en periodos acotados, esos peligros desaparecen. El peligro es generar una dependencia”.

Receta verde

Las benzodiacepinas son medicamentos de uso controlado; es decir, el paciente debe presentar la “receta verde” a la farmacia para retirarlo (entregar un fármaco controlado sin receta verde o su compra fuera del circuito de las farmacias es ilegal).

De acuerdo con cifras del Ministerio de Salud Pública (MSP) que llaman la atención de Pagnussat, “menos de un tercio” del total de estas recetas son expedidas por los psiquiatras. El resto es librado por médicos generalistas. “Tiene mucha lógica: son los que atienden las situaciones críticas”, indicó.
Pero esto genera la siguiente problemática: “Pensemos en una benzodiacepina indicada por un médico en domicilio. Luego esa persona va a su médico de cabecera y le pide ese fármaco porque se siente bien y el médico se lo repite. Así es como queda agarradita”.

Hipnóticos

Los sedante-hipnóticos (diseñados para producir sedación y somnolencia) benzodiacepínicos tienen el mismo potencial adictivo. Afortunadamente, hay opciones modernas que son los no benzodiacepínicos, también llamados “moléculas Z”, que no generan acostumbramiento aunque son menos potentes.

“En insomnios de larga data o muy severos no alcanzan las moléculas Z y hay que utilizar un hipnótico benzodiacepínico pero siempre de manera transitoria. Esto hay que acordarlo con el paciente”, relató Pagnussat en Calidad de Vida.

Foto y Video: pablopena.com

Pablo Pena
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